Cualquiera que tenga un conejo como mascota querrá acariciarlo y establecer una relación de confianza, pero al igual que sucede con otros animales, se debe establecer de manera progresiva para evitar sobresaltos en el animal que pudieran estresarlo.

El primer consejo que debemos tener en cuenta para acariciar un conejo adecuadamente es centrarnos dentro de su campo visual, para lo cual requeriremos colocarnos a su misma altura e iniciar la aproximación desde el suelo y siempre de frente.

El acercamiento ha de realizarse poco a poco y a medida que nos acercamos ayudar extender la mano suavemente para que el conejo pueda olerla e ir cogiendo confianza.

Si al aproximar nuestra mano no observamos ninguna reacción adversa, podemos comenzar a acariciarlo de manera suave empezando por el lomo de arriba a bajo, pues a los conejos les suele gustar que les acaricien la espalda, especialmente si se encuentran a gusto y relajados.

La parte superior de la cabeza es otra zona en donde los conejos aprecian las caricias, teniendo siempre cuidado de no lastimar o rozar los ojos y siempre de manera suave sin presionar.

La cara y en especial la barbilla de los conejos no se recomienda ser acariciada, porque suele ser desagradable para ellos y pueden incluso morder si se les molesta demasiado.

Si el conejo se muestra complaciente con nuestras caricias podemos tratar de cogerlo en brazos, siempre boca abajo y preferentemente encima de una toalla para evitar raspaduras con las uñas, especialmente si se trata de un conejo adulto que tenga las garras afiladas.

Cuando lo tengamos entre los brazos podemos hablarles con suavidad o emitir algunos ruidos tenues para que se tranquilice.

A medida que vayamos ganando su confianza podremos saltar algunos pasos en el proceso pudiendo acariciarlo y cogerlo directamente sin prolongar tanto la aproximación, pero es muy importante esperar a que el conejo se muestre receptivo y en caso contrario deberemos desistir de nuestro intento.